En un caso que mezcla subsidios millonarios, promesas incumplidas y corrupción, el exgobernador de Nueva York Andrew Cuomo autorizó $959 millones en fondos estatales para una planta de energía solar vinculada a Elon Musk, dueño de Tesla. El proyecto, parte del plan «Buffalo Billion» para revitalizar la economía local, terminó siendo calificado como «un fiasco» por legisladores.
El escándalo se agravó con indictamientos federales en 2016, incluyendo a Joe Percoco, exasesor de Cuomo, por manipulación de licitaciones. Aunque Tesla no fue acusada, el contrato de construcción benefició a un donante cercano al gobernador.
«Fue un despilfarro de dinero público que solo enriqueció a Musk» — Senador Zellnor Myrie, rival de Cuomo.
Mientras, Elon Musk sigue bajo críticas: en 2021, el estado pospuso plazos para cumplir metas laborales, alegando la pandemia. «La valoración de Tesla es especulativa y depende de la imagen de Musk como visionario, algo que se desvanece», criticó el asambleísta Pat Burke.
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