El asesor de seguridad nacional Mike Waltz enfrenta presiones crecientes dentro del Partido Republicano tras un error en un grupo de chat no seguro que discutió planes militares en Yemen. Mientras aliados de Trump defienden su rol clave, críticos lo ven como un obstáculo para la agenda «America First».
En declaraciones a la prensa, Trump calificó a Waltz como «un hombre muy bueno» y defendió los ataques en Yemen como «totalmente exitosos». Sin embargo, congresistas republicanos como Don Bacon exigen responsabilidad: «Transmitir información clasificada en sistemas inseguros es imperdonable».
Aunque el Consejo de Seguridad Nacional niega divisiones internas, filtraciones revelan que Waltz y el secretario de Defensa Pete Hegseth compartieron detalles sensibles en el chat, incluyendo blancos militares. «Si Waltz cometió un error, otros lo empeoraron», admitió una fuente cercana a la administración.
«Quieren una excusa para apuñalar a Waltz por la espalda», denunció un aliado del asesor.
El escándalo «Signalgate» evidencia fisuras en la seguridad y en la cohesión republicana. Con elecciones en el horizonte, la capacidad de Trump para mantener un equipo unido será clave. ¿Sobrevivirá Waltz a la tormenta?
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