Lo que se planeó como una gira de conexión con votantes se convirtió en un campo minado político para congresistas demócratas. En eventos desde Arizona hasta Maryland, legisladores como Glenn Ivey y Ruben Gallego enfrentaron preguntas incómodas sobre el liderazgo de Chuck Schumer y los acuerdos presupuestarios con republicanos.
«No me hablen de los tribunales, no me hablen de las próximas elecciones… Quiero saber qué está haciendo específicamente mi congresista» – Barbra Bearden, empleada federal despedida
Mientras sus colegas enfrentaban la ira popular, el líder de la minoría senatorial canceló apariciones públicas citando «preocupaciones de seguridad», optando por entrevistas en estudios de televisión. Su reciente libro sobre antisemitismo quedó eclipsado por la crisis interna.
Analistas como Aisha Mills señalan que este desfase entre bases y legisladores podría debilitar la unidad demócrata de cara a las elecciones intermedias. Mientras grupos progresistas organizan foros con «sillas vacías» para protestar por ausencias clave, el partido busca contener una rebelión que amenaza con escalar.
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