18 de marzo de 2025 quedará grabado como el día en que la esperanza se esfumó para los palestinos. Tras dos meses de tregua, bombas israelíes arrasaron campos de refugiados y edificios civiles en uno de los ataques más letales en 17 meses de conflicto.
El testimonio de Majid Nasser estremece: «Encontramos a los niños bajo los escombros… todos heridos pero vivos». Mientras, en Khan Younis, Fedaa Hamdan lloraba sobre los cuerpos de su esposo e hijos: «Mis niños murieron con hambre».
El personal médico describe escenas dantescas: «Pacientes tirados en el suelo, incluyendo niños envueltos en mantas» (Dr. Ismail Awad). En el hospital Al-Attar, operaban sin luz ni ventilación mientras Israel mantenía el bloqueo eléctrico y de suministros.
UNICEF advierte sobre «la materialización de la peor pesadilla», mientras nuevas órdenes de evacuación israelíes obligan a miles a desplazarse sin rumbo. Avichay Adraee, portavoz militar, justifica los ataques alegando «riesgo inminente».
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