El sector petrolero estadounidense enfrenta una tormenta perfecta: precios del crudo en mínimos desde 2021, costos elevados de acero por aranceles y una desaceleración económica que amenaza la demanda. Desde el 2 de abril, los precios han caído un 15%, situándose cerca de $55 por barril, según datos de Bloomberg.
La política comercial de Trump, con impuestos del 25% al acero importado, ha encarecido la infraestructura crítica para pozos, oleoductos y tanques. A pesar de las presiones, líderes republicanos como el senador Tommy Tuberville han respondido con frialdad a las peticiones de exenciones: «Básicamente nos dijo que nos calláramos y lo aceptáramos», reveló un lobista anónimo.
Pese al impacto, ejecutivos evitan criticar abiertamente a Trump. «Nadie quiere provocar su ira», confesó un lobista. La esperanza radica en posibles acuerdos comerciales y una extensión de los recortes fiscales republicanos.
«El temor del mercado es exagerado. Terminaremos en una mejor situación económica» — Chris Wright, Secretario de Energía.
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