La administración de Donald Trump enfrenta una crisis de credibilidad tras la filtración accidental de planes de ataque a Yemen en un chat de Signal que incluyó a un periodista de The Atlantic. El escándalo expone fallos críticos en el manejo de información sensible.
Tomi Lahren, comentarista conservadora, resumió el sentir de muchos aliados: «No insulten nuestra inteligencia: admitan el error«. La Casa Blanca intentó minimizar el hecho calificándolo de «engaño» y atacando la credibilidad del periodista Jeffrey Goldberg.
«Revelar el momento del operativo es criminal«, declaró un exoficial militar anónimo, criticando la irresponsabilidad de compartir detalles horas antes del ataque.
Mientras Waltz enfrenta presiones para renunciar, el presidente Trump insiste en mantener la unidad: «Hegseth hace un gran trabajo«. Sin embargo, republicanos como Don Bacon exigen transparencia: «Deben admitirlo para conservar credibilidad«.
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