El Punto de Inflexión que Hirió de Muerte al Gobierno de De la Rúa
El 6 de octubre de 2000, Carlos «Chacho» Álvarez presentó su renuncia a la vicepresidencia de Argentina, un evento que marcó el inicio del fin para la administración de Fernando de la Rúa y la crisis de la Alianza. Según análisis del periodista Ceferino Reato, esta decisión fue calificada por Graciela Fernández Meijide como de un «individualismo insólito, absoluto».

El Escándalo de los Sobornos y la Grieta Interna
La razón principal de la dimisión fue el escándalo de presuntos sobornos a senadores para aprobar la Ley de Reforma Laboral en abril de 2000. Álvarez acusó directamente al entonces ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y al jefe de la SIDE, Fernando de Santibáñes, de operar estas «coimas». La crisis se profundizó cuando De la Rúa reorganizó su gabinete el 5 de octubre, manteniendo a De Santibáñes y promoviendo a Flamarique, lo que Álvarez interpretó como una desautorización.
El Juicio y la Absolución Final
Años después, en 2003, Mario Pontaquarto se presentó como «arrepentido» y vinculó a De la Rúa con el escándalo, reactivando la causa. Sin embargo, el 23 de diciembre de 2013, el Tribunal Oral Federal Número 3 absolvió por unanimidad a todos los acusados, describiendo a Pontaquarto como un «embaucador» y sugiriendo una posible «operación política» impulsada por el gobierno de Néstor Kirchner.
Consecuencias y Críticas a la Decisión
La renuncia de Álvarez fue juzgada como un «grave error» que debilitó fatalmente al gobierno. Eduardo Duhalde afirmó que dejó al ejecutivo «herido en un ala», mientras que Fernández Meijide criticó el acto por destruir al Frepaso. Álvarez, descrito como un «líder puramente mediático», se alejó de la política activa, pero su legado sigue siendo objeto de debate sobre ética y gobernabilidad.