Críticas contundentes al populismo y la pobreza en Argentina
El diputado nacional del PRO y ex ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, realizó una dura crítica al populismo, señalándolo como responsable de la degradación moral y social en el país. En declaraciones a Radio Rivadavia, Finocchiaro aseguró que el caso del triple crimen de Varela evidencia «una degradación moral y social profunda, producto de años de anomia y populismo que exaltaron la marginalidad como cultura».
La pobreza como instrumento de control
Finocchiaro fue categórico al afirmar que «la pobreza no puede ser un motivo de orgullo, es una miseria planificada para someter a la gente». El legislador cuestionó la naturalización de situaciones inadmisibles, como la prostitución infantil: «Es tremendo que se naturalice que una nena de 15 años se prostituya. En este caso, esas chicas llevaban dinero a sus casas y nadie se preguntaba de dónde lo sacaban».
«El populismo necesita que la gente sea pobre para que dependa de ellos, e ignorante para que no sepa que tiene derechos. Esa es la raíz de esta cultura que odia al que trabaja, al que produce y al que progresa con mérito»
Críticas a la dirigencia y el narcotráfico
Finocchiaro también apuntó contra el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, por «politizar la tragedia en lugar de asumir su responsabilidad». «Un gobernador no es un comentarista de la realidad -sostuvo-. No puede tuitear desde Nueva York sobre un crimen en su provincia. Tiene que coordinar acciones con Nación y la Ciudad, porque el narcotráfico no reconoce fronteras».
La necesidad de un cambio cultural
Como exministro de Educación, Finocchiaro destacó la importancia de devolver el horizonte a los jóvenes: «Cuando yo era chico, los que caían en la villa se esforzaban por salir. Hoy, en cambio, hay un muro simbólico que les impide ver más allá. Tenemos que devolver el horizonte que dan la educación, el trabajo y el cumplimiento de la ley».
Finalmente, advirtió: «Si seguimos exaltando la pobreza y justificando el delito, vamos a terminar como una sociedad sin futuro. La única salida es reconstruir una cultura del esfuerzo».