Voto crucial para transformación de West Avenue
Comisionados de Miami Beach aprobaron este lunes un controvertido plan de desarrollo que sustituirá el Bikini Hostel -actual refugio de más de 100 personas sin hogar- por un complejo de lujo de 330 pies de altura. El proyecto requerirá un segundo voto final el 25 de junio.

Detalles del acuerdo inmobiliario
- El desarrollador Michael Stern (JDS Development Group) construirá condominios de lujo en 1250 West Ave
- Demolerá el edificio costero de los años 60 y comprará el Bikini Hostel frente a la propiedad
- Relocalizará a los residentes sin hogar fuera de Miami Beach antes de demoler el hostal
- Ofrece construir un parque público o pagar $1.5 millones a la ciudad
- Completará secciones faltantes del Baywalk junto a Biscayne Bay
División comunitaria y posturas encontradas
La votación 6-1 evidenció profundas fracturas. El alcalde Steven Meiner calificó el hostal como «una amenaza a la seguridad pública» y «una tragedia«, mientras residentes como Laura Garofalo alegaron que los ocupantes «asustan a nuestros niños«.

En contraste, Ron Book del Homeless Trust denunció que el acuerdo equivale a «zonificación en venta» y rechazó las acusaciones de inseguridad, señalando que llamadas policiales disminuyeron 3% tras la llegada de residentes sin hogar.
Voces desde el hostal
Griselda Balmaced, residente por cinco días, describió su litera: «No puedo sentarme sin golpear mi cabeza en el techo«. A pesar de esto, reconoce: «Es mucho mejor que estar en la calle«.
Jorge Bellón, quien vivió un año en las calles, expresó alivio: «No hay comida ni cama en las calles… aquí puedo recuperarme«.
Antecedentes legales y próximo destino
El Homeless Trust trasladó personas al hostal tras romper relaciones con Camillus House. Book reveló dos ubicaciones no reveladas para reubicar residentes, enfatizando que el problema de personas sin hogar es «de todo el condado«.
«¿Concluyen que sus propios oficiales no hacen su trabajo? Hay un policía a seis pies de distancia y dicen que esto está plagado de crimen. No tiene sentido», cuestionó Phillip Muskat, dueño del Bikini Hostel.