El senador Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata, libra una batalla interna para contener la furia de grupos progresistas tras su polémico voto a favor de un proyecto de ley republicano que evitó el cierre del gobierno federal.
La crisis escaló cuando Schumer pospuso eventos de promoción de su libro citando «preocupaciones de seguridad», aunque activistas planeaban protestar masivamente. 
En conversaciones descritas como «tensas e improductivas», Schumer intentó sin éxito frenar el apoyo de Indivisible Nueva York a una carta exigiendo su renuncia. Ezra Levin, cofundador del grupo, fue contundente: «El destino de Schumer no está en sus manos, sino en las bases».
El malestar atraviesa todo el espectro demócrata:
• Moderados critican falta de estrategia clara contra Trump
• Progresistas ven el cierre gubernamental como última herramienta de presión
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