En un movimiento sin precedentes, el expresidente Donald Trump exigió este martes el impeachment del juez federal James Boasberg, quien ordenó detener por dos semanas las deportaciones de migrantes venezolanos usando poderes de guerra no invocados en décadas. 
El juez Boasberg, jefe del tribunal federal de Washington D.C., enfrenta ahora presiones políticas sin precedentes. 
John Roberts, presidente de la Corte Suprema, ya había advertido sobre los riesgos de atacar a jueces por motivos partidistas: «Las declaraciones intemperantes pueden provocar reacciones peligrosas», escribió en un mensaje público.
Mientras la Casa Blanca evita hablar de «crisis constitucional», republicanos en el Congreso apoyan tácitamente las acciones de Trump. 
El Departamento de Justicia intentó sin éxito retirar a Boasberg del caso, mientras el juez investiga si el gobierno ignoró deliberadamente su orden de suspender vuelos.
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