La Pesadilla Diaria en Puerto Príncipe
Las bandas armadas en Haití no solo dejan un rastro de muerte y destrucción, sino también miles de víctimas de agresiones sexuales que cargan con profundas cicatrices físicas y emocionales. Esta es la cruda realidad que enfrentan mujeres, hombres y niños en medio de una crisis humanitaria que parece no tener fin.
El Caso de Judith: Una Historia de Horror
En julio de 2022, Judith y su familia fueron brutalmente atacadas en su humilde vivienda en el barrio Brooklyn de Cité Soleil, el enorme barrio marginal de Puerto Príncipe. Cinco hombres encapuchados irrumpieron en su casa, derribando las paredes de zinc.
“Nos golpearon, nos pelearon, nos violaron”, relató Judith, quien en ese momento tenía 23 años. Los pistoleros violaron a los hombres y “incluso a la niña”, su sobrina de siete años.
La pequeña fue llevada al hospital después del ataque, pero falleció. “No sé qué pasó, por qué murió”, dijo Judith.
Las Cifras que Aterran: Una Violación por Hora
Solo entre enero y septiembre de este año, organizaciones humanitarias han reportado más de 7,400 casos de violación y otras formas de violencia de género en Haití. Esto representa un promedio de una agresión por hora.
- Víctimas infantiles: Los niños representan el 15% de los casos reportados.
- Desplazados internos: Casi el 70% de las sobrevivientes de violación reportadas se encuentran desplazadas de sus hogares.
Consecuencias Devastadoras y Revictimización
Judith y su hermana de 28 años quedaron atrapadas en Cité Soleil después de la violación. Para escapar, tuvieron que pasar por un corredor conocido como “Dèyè Mi” (Detrás del Muro), lugar tristemente célebre por las violaciones.
Cuando finalmente lograron salir, Judith descubrió que estaba embarazada de uno de los pandilleros que la agredió. Su hermana también quedó embarazada. “La situación era difícil para nosotros porque no tenía a nadie”, dijo Judith, llorando.
Un Círculo Vicioso de Sufrimiento
La epidemia de violaciones es particularmente severa en las comunidades pobres y trabajadoras, que se han convertido en blanco de las bandas armadas. Las sobrevivientes, forzadas a vivir en calles o en campos de desplazamiento sin agua limpia ni saneamiento, enfrentan un riesgo constante de nuevas agresiones.
“Muchas de las sobrevivientes que vemos ahora están desplazadas y en una situación de mayor vulnerabilidad”, explicó Diana Manilla Arroyo, jefa de misión de Médicos Sin Fronteras.
La tragedia para Judith no terminó con el embarazo. Su madre murió en un tiroteo entre pandillas cuando viajaba en autobús para reunirse con ella. En septiembre de 2023, Judith dio a luz a un niño, Judson. Veintidós días después, sufrió un derrame cerebral que la dejó parcialmente paralizada.
Estigma y Abandono Social
Judith enfrenta el estigma y la humillación diaria. “Hay personas que nos dicen que no quieren vivir cerca de nosotros… No quieren que sus hijos jueguen con mi hijo porque es un niño de una violación. Me hace llorar”, confesó.
Antes del ataque, Judith estudiaba y trabajaba como vendedora ambulante, con el sueño de ser periodista. Hoy, sin hogar y pasando hambre, su mayor anhelo es que su hijo tenga un futuro mejor.
Un Rayo de Esperanza en Medio de la Desesperación
A pesar de todo, Judith se aferra a la esperanza. Recita un proverbio en criollo haitiano que refleja su resiliencia: “Toutotan tèt ou poko koupe, espere met chapo” (“Mientras tu cabeza no haya sido cortada, siempre puedes esperar usar un sombrero”).
Su historia es un reflejo de la tragedia que vive Haití: una nación marcada por el trauma, que clama por ayuda en medio del olvido internacional.