Turistas redescubren Afganistán tras llegada del Talibán
En avión, motocicleta, autocaravana e incluso bicicleta, viajeros solitarios y grupos turísticos están redescubriendo Afganistán, un país que hasta hace poco estaba devastado por la guerra. El gobierno talibán, en el poder desde hace más de tres años, despliega esfuerzos para atraer visitantes extranjeros como parte de su estrategia económica.

Impulso económico en medio del aislamiento
El viceministro de Turismo, Qudratullah Jamal, declaró en junio que el sector turístico puede beneficiar a más capas sociales que otras industrias:
«El pueblo afgano es cálido y desea recibir turistas. Esta industria genera ingresos considerables y esperamos que crezca más»
Con 41 millones de habitantes sumidos en pobreza, el gobierno ve el turismo como palanca económica pese al aislamiento internacional por sus restricciones a mujeres y niñas.
Cifras y facilidades para visitantes
- Visitantes 2023: Casi 9,000 extranjeros
- Primer trimestre 2024: Cerca de 3,000 turistas
- Visa: Proceso rápido y sencillo
- Vuelos: Desde Dubái e Istanbul varias veces por semana
Se ha creado un instituto de formación para hombres en el sector hotelero y turístico.
Desafíos de seguridad y ética

Pese al fin de la insurgencia, persisten ataques como el de mayo de 2024 en Bamiyan, donde murieron tres turistas españoles. Mientras Occidente desaconseja viajar, el gobierno asegura haber garantizado «seguridad integral».
Surgen cuestionamientos éticos por las restricciones a mujeres afganas:
- Prohibición de educación secundaria y superior
- Limitaciones laborales y acceso a espacios públicos
- Obligación de cubrirse el rostro
Turistas defienden su experiencia
Viajeros como la franco-peruana Illary Gomez y su pareja británica James Liddiard sostienen que su visita beneficia directamente al pueblo:
«Pones dinero en manos de la gente, no del gobierno»
Destacan la hospitalidad local y paisajes impresionantes.
Intercambio cultural como objetivo
Jamal enfatiza que el turismo fomenta «comprensión mutua e intercambio cultural» y reduce distancias entre pueblos. Aunque las restricciones para mujeres extranjeras son más flexibles (solo velo obligatorio), el gobierno afirma:
«Quienes respeten nuestras leyes pueden venir»
Una apuesta que combina desarrollo económico con beneficios políticos y espirituales para Afganistán.