The New York Times presenta su segunda gran demanda contra una empresa de IA
El viernes, The New York Times presentó una demanda por infracción de derechos de autor contra la startup de búsqueda con inteligencia artificial Perplexity. Esta es la segunda vez que el prestigioso medio demanda a una compañía de IA, sumándose a otros medios como el Chicago Tribune, que también presentó una demanda esta misma semana.

La acusación central: uso no autorizado del contenido
La demanda alega que Perplexity proporciona productos comerciales que sustituyen al medio «sin permiso ni remuneración». Esta estrategia legal forma parte de un esfuerzo de años por parte de los editores para usar las demandas como palanca en las negociaciones, con el objetivo de forzar a las empresas de IA a licenciar formalmente el contenido y compensar a los creadores.
«Creemos en el uso y desarrollo ético y responsable de la IA, pero nos oponemos firmemente al uso no licenciado de nuestro contenido por parte de Perplexity para desarrollar y promover sus productos», declaró Graham James, portavoz de The New York Times.
El método RAG: el corazón de la controversia
La demanda, similar a la del Tribune, cuestiona el método de Perplexity para responder consultas de usuarios. La empresa utiliza tecnología de Generación Aumentada por Recuperación (RAG) para recopilar información de sitios web y bases de datos y generar respuestas a través de sus chatbots y su asistente de navegador Comet.
El periódico afirma que Perplexity «reempaqueta el contenido original en respuestas escritas para los usuarios, que a menudo son reproducciones textuales o casi textuales, resúmenes o abreviaturas del contenido original, incluidas las obras con derechos de autor de The Times». Además, acusa a la plataforma de acceder a contenido detrás de su paywall, que debería ser exclusivo para sus suscriptores pagos.

La defensa de Perplexity y el contexto histórico
Jesse Dwyer, jefe de comunicaciones de Perplexity, respondió a las acusaciones comparándolas con disputas pasadas: «Los editores han estado demandando a nuevas empresas tecnológicas durante cien años, comenzando con la radio, la televisión, internet, las redes sociales y ahora la IA. Afortunadamente, nunca ha funcionado».
Para abordar las demandas de compensación, Perplexity lanzó el año pasado un Programa para Editores que ofrece a medios participantes como Gannett, TIME, Fortune y el Los Angeles Times una parte de los ingresos publicitarios. En agosto, también lanzó Comet Plus, destinando el 80% de su tarifa mensual de 5 dólares a los editores participantes.
Un campo de batalla legal en expansión
Esta no es la primera batalla legal de The New York Times en el ámbito de la IA. El medio también está demandando a OpenAI y a su respaldo Microsoft, alegando que entrenaron sus sistemas de IA con millones de artículos sin compensación. Un caso similar contra Anthropic podría sentar un precedente sobre el «uso justo» del contenido para entrenar modelos de IA.
La presión legal sobre Perplexity crece. El año pasado, News Corp (dueño de The Wall Street Journal, Barron’s y New York Post) presentó reclamos similares. En 2025, se sumaron medios como Encyclopedia Britannica, Merriam-Webster, Nikkei, Asahi Shimbun y Reddit. Otros medios como Wired y Forbes han acusado a Perplexity de plagio y de rastrear contenido de sitios web que expresamente se oponen a ello.
¿Cooperación o confrontación? El doble camino de los medios
The New York Times no se opone a trabajar con empresas de IA que compensen el trabajo de sus periodistas. A principios de este año, el medio cerró un acuerdo multianual con Amazon para licenciar su contenido y entrenar los modelos de IA del gigante tecnológico. Varios otros editores, como Associated Press, Axel Springer y Vox Media, también han firmado acuerdos de licencia con empresas como OpenAI.
En su demanda, The Times solicita a los tribunales que obliguen a Perplexity a pagar por los daños causados y que prohíban a la startup seguir usando su contenido. El caso destaca la tensión continua entre la innovación tecnológica y la protección de la propiedad intelectual en la era de la inteligencia artificial.