El dilema del cachemir accesible y su costo ambiental
Los suéteres de cachemir inundan el mercado, a menudo con precios increíblemente bajos. La atracción es clara: es una fibra suave, ligera y cálida. Sin embargo, estos precios de ganga suelen tener una contrapartida oculta.
El cachemir auténtico proviene del fino subpelo de ciertas razas de cabra. Cada animal produce solo entre cuatro y seis onzas (113 a 170 gramos) al año, una oferta escasa para una demanda en crecimiento.
«Los productores de materias primas están bajo mucha presión», explicó Sim Gulati, cofundador y CEO de Everbloom. «Lo que vemos ahora, especialmente con la llegada de suéteres de cachemir a 50 dólares, es que las cabras son esquiladas con mucha más frecuencia. La calidad de la fibra no es tan buena y se están creando prácticas de pastoreo insostenibles».
Everbloom AI: Una respuesta innovadora desde la inteligencia artificial
En lugar de intentar cambiar las prácticas ganaderas o convencer a los consumidores, Everbloom ha ideado una solución diferente. Esta startup, que ha recaudado más de 8 millones de dólares de inversores como Hoxton Ventures y SOSV, se propuso crear un material reciclado casi indistinguible del cachemir original.
Braid.AI: El cerebro detrás de la fibra sostenible
El núcleo de su tecnología es un modelo de inteligencia artificial para ciencia de materiales llamado Braid.AI. Este sistema puede ajustar finamente diversos parámetros para crear fibras con cualidades específicas, teniendo al cachemir como uno de sus objetivos principales.
Transformando residuos en recursos: El proceso clave
El proceso de Everbloom comienza con la recolección de residuos de la cadena de suministro de fibras, incluyendo granjas y molinos de cachemir y lana, así como proveedores de ropa de cama con plumón. En el futuro, planean expandirse a otras fuentes de desecho, como las plumas de la industria avícola.
Todos estos flujos de residuos tienen algo en común: están hechos de queratina, la proteína clave que sustenta el proceso de Everbloom.
- Paso 1: Los residuos se trituran al tamaño adecuado y se combinan con compuestos patentados.
- Paso 2: La mezcla se prensa a través de una máquina de extrusión de plástico.
- Paso 3: Los gránulos resultantes se hilan en máquinas utilizadas normalmente para producir fibra de poliéster.
«Ese equipo se usa para el 80% del mercado textil«, señaló Gulati. «Tienes que ser un reemplazo directo». Todas las reacciones químicas necesarias para transformar el desecho en nueva fibra ocurren dentro de esas dos máquinas.
Beneficios duales: Sostenibilidad ambiental y viabilidad económica
La startup afirma que cada fibra que produce es biodegradable, incluido el sustituto del poliéster. «Todos los componentes que usamos son biodegradables», afirmó Gulati, añadiendo que su compañía está realizando pruebas aceleradas para demostrarlo.
Al utilizar productos de desecho, el impacto ambiental se reduce drásticamente. Además, el costo debe ser menor. «Queremos que sea más viable económicamente para las marcas y los consumidores», dijo Gulati. «No creo en una ‘prima de sostenibilidad‘».
«Para que un material tenga éxito —tanto en la cadena de suministro [como para] el consumidor— debes tener un beneficio de producto y un beneficio económico para todos los que tocan el producto. Eso es lo que buscamos».
Con este enfoque, Everbloom AI no solo promete revolucionar la industria textil, sino también ofrecer una alternativa real y accesible para un futuro más sostenible.